Como parte del ciclo de conferencias organizado por la Secretaría de Sustentabilidad de la UANL para promover el desarrollo sostenible en ambientes universitarios, el estudiante Emiliano Covarrubias, de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME), ofreció una charla digital para hablar sobre el proceso personal que le permitió entrar al mundo sustentable.

En la plática titulada “Líder por casualidad, sustentable por elección”, el universitario narró su experiencia como presidente de la asociación FIME Verde y cómo esto lo ha llevado a desarrollar habilidades que permanecían ocultas y que no imaginaba que impactarían tanto en su desarrollo académico como en el personal.

Aunque describe su personalidad de naturaleza introvertida, su pasión por la sustentabilidad lo llevó a asumir un puesto de liderazgo que le ha hecho posible desarrollar sus aptitudes de comunicación, organización y trabajo en equipo, una tríada de capacidades esenciales dentro de cualquier profesión.

“FIME Verde ha dejado huella en la facultad, ya que, entre otras valiosas aportaciones más, hemos gestionado proyectos como la Semana Verde. Una iniciativa que requiere de un enorme trabajo colaborativo y mucha planeación”.

Emiliano Covarrubias

Estudiante de la FIME

Un cambio de hábitos y perspectiva
Emiliano Covarrubias indicó que interesarse en temas a favor del medio ambiente se fue convirtiendo en un pensamiento que cambió su perspectiva de vida y que desde su rol como líder busca transmitirla en todos sus entornos, empezando desde su propio núcleo familiar y los colegas que pertenecen a su asociación universitaria.

El futuro ingeniero en mecatrónica ofreció algunas recomendaciones que pueden implementarse en la vida diaria para comenzar a involucrarse en la búsqueda de un entorno sustentable:

Desconectar los aparatos eléctricos cuando no estén en uso.

Usar focos ahorradores.

Hacer uso de las tres “erres” (reducir, reutilizar y reciclar).

Reducir el consumo de agua.

Evitar consumir “fast fashion” (moda rápida).

Aunque subrayó que es complicado dejar de consumir fast fashion al cien por ciento por su flujo acelerado de producción e impacto social, Covarrubias propuso cuestionarse cuánto tiempo útil tiene una prenda al comprarla, recomendando que sea por lo menos de un año, además de acudir a mercados y bazares como una alternativa principal.