Especialistas de la Universidad Autónoma de Nuevo León advierten la relación entre los trastornos del dormir y esta enfermedad neurológica, que afecta alrededor de siete millones de personas a nivel mundial según la OMS.
“En la actualidad el Parkinson ya es una pandemia. En México, 50 personas por cada 10 mil habitantes padecen Parkinson, sin embargo, el 55.25 % se encuentra sin diagnóstico de la enfermedad. Se espera un incremento elevado en los próximos años, aumentado la prevalencia de 70 a 80 por cada 100 mil habitantes”, comentó la Coordinadora de la Clínica de Parkinson y Trastornos del Movimiento del Hospital Universitario, Ingrid Estrada Bellmann.
La especialista de la UANL agregó que el aumento se debe al crecimiento demográfico de la población mayor; además de los factores genéticos, factores físicos como lesiones en la cabeza, o factores ambientales como sustancias toxicas o químicas. También el estilo de vida repercute en esta enfermedad.
“Los trastornos del sueño son de mucha importancia en la detección temprana de Parkinson. Del 42 al 98 por ciento de los pacientes con Parkinson tienen un problema del sueño.
Con el diagnóstico oportuno de estos trastornos (sueño), se prevé el diagnóstico del Parkinson, el cual puede beneficiar en una mejor calidad de vida, cuando el paciente ya presente la enfermedad”, señaló Estrada Bellmann.
Los pacientes con Parkinson pueden tener trastornos del dormir, como el insomnio o el síndrome de apnea obstructiva del sueño, que pueden ser causados por medicamentos, los cuales pueden ser atendidos con tratamientos que ayudan al paciente a disminuir la cantidad de fármacos consumidos.
“Hay pacientes que de 10 a 25 años antes del diagnóstico del Parkinson ya comenzaron con un trastorno de conducta del sueño (REM), caracterizado por movimientos de piernas, brazos y del habla; con ello detectamos si el paciente, con el tiempo, puede tener Parkinson”, puntualizó la Jefa del Servicio de Neurología del Hospital Universitario, Beatriz Chávez Luévanos.
Existen dos tipos de Parkinson: el Tremor (movimiento involuntario) caracterizado por el temblor; y el Rígido Acinético, la lentitud de movimientos del cuerpo, que presenta síntomas no motores, y se puede realizar un diagnóstico oportuno.
