Los 6 pesos de México y el Aeropuerto

Los 6 pesos de México y el Aeropuerto Los 6 pesos de México y el Aeropuerto.

Por Mónica Hernández-Roa

Si tuviésemos el transporte urbano de la Ciudad de México, como el Metrobús, gastaría únicamente 6 pesos pata trasladarme desde Apodaca hasta San Pedro Garza García, ya que el costo de 6 pesos incluye el trasbordo de este transporte hacia otra ruta.

El traslado "normal" o común de los habitantes del área metropolitana de Monterrey suele ser de dos camiones de ida y dos camiones de vuelta.

En Monterrey gastamos 50 pesos al día solamente para trasladarnos al trabajo o a la escuela, pues el pasaje de los camiones urbanos está en 12 pesos.

Y con los salarios de 900 pesos por semana que ofrecen la mayoría de las empresas en Nuevo León, el dinero no alcanza ni para los alimentos básicos de una familia, ya no se diga poder estudiar u otros beneficios más.

El principal sistema de transporte urbano en la zona metropolitana de la Ciudad de México lo maneja el Gobierno Capitalino desde los años 80’, y desde entonces  lograron sacar las rutas de particulares y empresarios corruptos del transporte urbano que ejercieron durante siete décadas un desorden incontrolable de transporte en esta ciudad que es una de las más grandes del mundo.

Además de costar 6 pesos el pasaje del Metrobús, las unidades son de primera calidad, de primer mundo, y los choferes son gente respetuosa con el pasaje y con la vialidad.

Este transporte, el Microbús, sacó de las calles a las millones de camiones y peseros que transitaban por toda la ciudad, donde además te asaltaban comúnmente y, principalmente, y con este nuevo sistema de transporte en la capital, hace que la gente pueda trasladarse diariamente con mayor rapidez, movilidad y comodidad que si lo hiciera incluso en su propio automóvil.

Lo que me gustaría patentizar es que en Nuevo León las personas piensan que "mantienen" a los capitalinos y que la federación "nos quita", a los nuevoleoneses, muchos impuestos para dárselos a ellos. Nada más falso que esto. En Nuevo León tenemos que aceptar que nosotros no mantenemos al resto del país, aquí mantenemos los trabajadores a los empresarios, y entre todos los mexicanos, a los políticos.

En la CDMX lograron quitarle poder absoluto y total a los empresario del transporte, lo que es totalmente opuesto en Nuevo León, donde los empresarios del transporte, en contubernio con los líderes sindicalistas de la CROC y la CTM en el estado, así como con el gobernador en turno, continúan haciendo lo que se les antoja con la población que sufre diariamente no sólo un gasto excesivo del transporte, sino las más pésimas condiciones de las unidades, al igual que los taxis. Aquí los taxistas, microbuseros y camioneros, hacen lo que les place y todos los que pudiéramos utilizar estos transportes corremos siempre un grave peligro pues aquí cualquier "hijo de su-sana" maneja un transporte público.

Recientemente me trasladé a la Ciudad de México y después de un horrible viaje en autobús de la línea Omnibus, donde el chofer nunca le bajó el volumen a la estruendosa música de banda que puso durante las 12 horas de viaje, durante toda la noche, llegamos por fin a la Central del Norte de la capital.

Sabiendo las complicaciones viales en el horario que nos tocó arribar a México, pues llegamos a las 7 de la mañana, comenzamos a bajar las cosas de mi primera mudanza y me preocupé de conseguir uno o dos taxis para poder llegar a mi domicilio.

Sin embargo, obtuve ayuda que no esperaba ni tan rápido, pues los maleteros me consiguieron un taxi grande –camioneta pick up- para llevar todas las cosas que llevaba de Monterrey a México para mi cambio de domicilio.

La camioneta, con tantísimas cosas que llegué en esta primera mudanza, nos cobró 300 pesos y pude llegar sin complicaciones a mi domicilio en la colonia Santa María La Ribera.

En los siguientes días hicimos uso del Metrobús, esta nueva maravilla para mí que he vivido la mitad de mis 50 años de vida en la capital y que no había conocido hasta hace apenas un mes.

Los seis pesos de mi hijo Emiliano, los míos, de mi hija y de mi esposo, que gastamos diariamente para trasladarnos en Metrobús, nos permitió lo que nunca antes había vivido en México: comodidad, movilidad, seguridad y rapidez. Inclusive pudimos llegar hasta Tlalpan, para conocer la hermosa Universidad Católica (atravesamos 4 enormes municipios) por únicamente 6 pesos.

Lo más increíble que descubrí es que este Metrobús me llevaba desde mi casa hasta el Aeropuerto. La línea se llama Buenavista-Aeropuerto y únicamente nos costaba 30 pesos y nos dejaba en la mismísima puerta de la estación terminal.

Simplemente. No lo podíamos creer. Del Aeropuerto a mi casa, únicamente gastaba 30 pesos el pasaje en el Metrobús, de manera cómoda, rápida e inclusive sin cambiar de ruta pues esta ruta era directa hasta mi domicilio.

Muy diferente a este precio tan económico y sin esta vivida comodidad, rapidez y seguridad, llegamos al Aeropuerto de Monterrey, donde no podemos subirnos a ningún taxi, no hay camiones, ni metro, ni nada que cualquier ciudadano pueda tomar para llegar a su casa.

Pedimos un Uber pero nadie quería ir hasta el Aeropuerto. Los taxistas concesionados al Aeropuerto me querían cobrar 450 pesos solamente para llevarme de ahí a mi casa, que está en Apodaca, el mismo municipio donde vivo, y cuando mucho estábamos a 5 kilómetros de distancia.

Ofuscada e impotente, me molesté y le dije a Emiliano que caminaríamos hasta la carretera Miguel Alemán y ahí tomaríamos un taxi o el primer camión que pasara para poder llegar a casa.

Y así, con maletas en mano, Emiliano y yo comenzamos a caminar los más de un kilómetro de la terminal del Aeropuerto de Monterrey hacia la carretera Miguel Alemán. En el trayecto sucedió un milagro, pues pudimos tomar un Uber que sí llegó porque mi hija lo pidió desde la Ciudad de México.

Las conclusiones que pude obtener como habitante de ambas ciudades, y donde por supuesto la información más certera de un reportero se da por su vivencia directa con los hechos, es que mientras los capitalinos tienen transporte público que te lleva y te saca del aeropuerto y recorre hasta 17  kilómetros por solamente 30 pesos, Monterrey, la Capital Industrial de México, no lo tiene.

Hay Microbuses que ayudan a mi economía si vivo en la capital, aquí en Monterrey los empresarios del transporte sangran diariamente a los habitantes de la capital regia.

Allá hay choferes capacitados, visten decentemente, tratan a la gente con amabilidad, ¡manejan decentemente! Mientras en Monterrey ya no sabes a qué santo encomendarte cuando te subes a un camión o a un taxi.
Los regios no mantienen a los capitalinos, mantenemos a los empresarios de Nuevo León y a los gobernantes.

El transporte en Monterrey es un desorden mayúsculo, de camiones llamados “rutas” que contaminan de una manera alarmante, tenemos un metro que sigue siendo construido encima de las avenidas, que afean de una manera irreparable a lo que debiera ser una ciudad cada día mejor y mínimamente más bonita.

Nos falta mucho por hacer en Monterrey para mejorar nuestras vidas con un mejor sistema de transporte colectivo, lo más alarmante que siempre me ha parecido, es la falta de participación social.

Nos hace falta ser una sociedad que se integre, que sea más exigente y demandante, porque mientras la gente no reclame y no diga nada, seguiremos sufriendo el pésimo, peligroso e incontrolable transporte de Monterrey.

No es mi intención comparar a estas ciudades que tanto amo. La intención real es tratar de hacerle ver a quien me hace favor de leer estas líneas que si en México supieron poner orden, pudieron sacar a los permisionarios corruptos del transporte e hicieron una sola línea que hoy transita por los 16 municipios de la zona metropolitana del antes Distrito Federal, ¿por qué no podemos hacerlo en Nuevo León?

Allá viven y se trasladan 22 millones de personas en el Valle de México, aquí somos 4 millones de habitantes y hay más ingreso y capital económico para desarrollar esta gran ciudad.

¿En serio no podemos?, ¿o no queremos?

¿O es que nos da flojera el reclamo social hacia nuestros pésimos gobernantes?
Nuevo León forjó su historia con grandes y fuertes tribus de apaches y chichimecas que habitaban la región mucho antes de que existiera la Nueva España. Estos indígenas, de carácter férreo, seguro e incontrolable, ¡no se dejaron conquistar por ningún español! Tampoco por ningún gobernante venido de la capital, desde tiempos del Virreinato, pasando por la Revolución Mexicana y hasta nuestros días.

¿Por qué nos dominan y controlan los empresarios y los gobernantes de Nuevo León?

¿Se imaginan un camión en Monterrey que nos lleve hasta el Aeropuerto?, ¿y que nos saque de ahí?
Dejemos de soñar, hagámoslo una realidad.

Pero para que una sociedad haga de sus sueños una realidad, la participación social es clave para su avance social, urbano, económico y democrático.

Si una sociedad no participa en su construcción, no tendrá derecho a reclamar por su destrucción.