La Big Vero

La Big Vero La Big Vero.

En los últimos días he visto cosas, posiblemente reales, pero que son palabrerías de más en redes sociales contra Verónica Judith Sáinz Castro. La ojiverde que inspiró a El Pirulí, que hizo que bastantitas mujeres lleváramos su nombre por decisión de nuestros papás.


Es una lástima que las declaraciones de alguien, en este caso de Yolanda Andrade, quieran destruir la imagen de la Big Vero; hay quienes le siguen el juego, la están linchando, y se sienten con derecho a exigir que la artista de fama mundial salga a decir lo que ellos quieren escuchar.


Vi un video donde unos pseudoconductores de Tv se burlan en Argentina de toda la familia de la famosa actriz, que protagonizara Los ricos también lloran. Es terrible que ofendan a esas personas, justificando que es un programa y que es de entretenimiento.


Verónica nació el 19 de octubre de 1952, en el año que Isabel II fue coronada como reina, Siendo quinceañera recibió una beca para estudiar actuación, su maestro Andrés Soler. En los 70’s hizo su único desnudo en una cinta. En su carrera se le ha relacionado con importantes personalidades.


Su trayectoria tiene innumerables obras de teatro, protagonizó fotonovelas, no le fue mal como cantante, hizo cine, su rostro le dio la vuelta al mundo, su carisma atrapó a chicos y grandes; a soldados que estando en guerra entraban en tregua solamente cuando transmitían los capítulos de la novela Los ricos también lloran.


México, Argentina, Italia, Rusia... la mujer madre de dos hijos, (uno con El Loco Valdez), viajó y trabajó siempre con éxito a donde fuera.


CON ADOLFO EN MTY


En 1992 tuve la oportunidad de conocerla, el privilegio de hablar con ella, me miraba a los ojos, y apretaba con fuerza y dulzura mis manos.


Una mujer sencilla, cálida, sonriente y maravillosa. Una gran estrella con mucho brillo, difícil de opacar por un cascabeleo.


Cuando una servidora tenía 18 años, hacía mis prácticas profesionales en El Diario de Monterrey, algunas muy pocas coberturas periodísticas que me agendaba en la sección Cultura, el jefe Derbez.


Pero acudía más a eventos políticos, donde por cierto en uno le aventaron piedras en la cabeza a Chema Elizondo. En aquella época fue hasta mi espacio de trabajo a saludarme el Jefe Diego, Fernández de Cevallos. También Luis Donaldo Colosio estrechó mi mano, al visitar la redacción, yo pensaba que sería un buen presidente, el Señor hasta intercambió una corbata con un compañero de diseño, Mi jefe de Locales: Roberto Mora García.


Esa era la rutina, en la mañana a la Facultad de Comunicación, en la tarde a la política, a la grilla... y me gustó.


Aunque también, tuve la suerte de contar con dos jefas más en mis prácticas profesionales y en mi servicio social.


Diana Alvarado y Rosalinda Sánchez fueron mis maestras en la sección de Espectáculos.
Ellas me agendaban coberturas por la tarde noche y hasta la madrugada. Así conocí a una quesque cantante Altagracia, de un ejido que no me llama la atención saber.
Fui a grabaciones de una novela donde participaron Selena y Bronco, creo Dos Mujeres un Camino.

A la presentación de un grupo nuevo que se llamaba Pesado.


BAILE EN LA EXPO GUADALUPE


En esa acelerada rutina de palenque y bailes en la Expo Guadalupe, un día me dice Rosy, (me veía y trataba como lo que era: novata) “Vas a ir al baile de la Expo vienen Los Temerarios, si los entrevistan metes la grabadora y acá hacemos la nota”.
En aquel tiempo, no se había rebelado Paty Chapoy y no eran muy destacadas las notas de la farándula.


Pero se rumoraba que Adolfo Ángel Alba, el temerario mayor, tenía un romance con la ex conductora de Mala Noche, no.


Unos colegas no querían ir al baile de la Expo, sugirieron que fuera la chica nueva de las prácticas, o sea yo.


En ese entonces decían que había favoritismo por un periódico grande, al que le daban toda la información exclusiva; o había una sólida amistad entre alguien del staff de Servando Cano con otra persona de la prensa.


Con mi credencial de estudiante, con mi gafete de prensa de El Diario de Monterrey, y con el gafete de acreditación llegué a la puerta de la Unión Ganadera en Guadalupe, donde con todos esos documentos nos negaron el acceso al fotógrafo y a mi.


Nos invitaron y ya estando ahí nos prohibieron entrar. Eso pasa aún en muchos lugares. Así que ya tengo callo, porque de mejores lugares me han sacado.


Creo el fotógrafo era Carlos Rangel. Estuvimos esperando, y se retiró. Yo me quedé, no podía regresar al periódico sin narrar cómo estuvo el baile.
Así que pude entrar. Recorrí los escenarios y llegué a donde tocarían Los Temerarios, no me dejaban subir, sólo había alguien del periódico grande.


COMO CONOCÍ A VERO


El lugar estaba a reventar. De pronto vi que pasó a mi lado Alfredo Palacios con su cara brillante, y una camisa como las que luce mi Tío Mauricio Fernández.
Cuando lo vi regresar lo abordé y le pregunté: ¿Qué anda haciendo aquí? Y me respondió: “Vine con mi comadre Verónica Castro”.
Pensé: aquí está la nota.


Lo entrevisté al estilista de las estrellas, me comentó que incursionaría con un disco a la música de merengue.


A esa hora ya se había retirado una respetable reportera que no se quedó a la segunda ronda de la presentación de los grupos.


Yo seguía esperando el momento, así que de repente bajó del escenario el percusionista de cabello largo, Carlos Abrego Cavazos. Le di la queja que nos habían tratado mal, me pidió esperarlo, que no tardaba en regresar. Así fue, antes de subir al escenario me dijo... te voy a pasar como si fueras mi invitada, mi acompañante.


Uno de seguridad, que tenía indicación de no dejarme pasar, le dijo que yo no podía subir al escenario. El músico me abrazó y le respondió: viene conmigo. Era un escenario grande, con telones negros.


Vi a Gustavo, el vocalista, me presenté y lo entrevisté. Para finalizar le pregunté a Gustavo que si tenía novia, dijo que no. Le cuestioné que cuándo pensaba casarse... entonces se acerca y me planta un rápido beso, mitad en la mejilla y mitad de mis labios. “Cuando me enamore me caso”, y se despidió sonriente.


LA MUJER QUE SOÑÉ


Eso era al frente del escenario, recorrí el telón y entré atrás, ahí no había ingresado la prensa; para mi sorpresa vi en unos sillones a la primera actriz Verónica Castro acompañando a Adolfo Ángel. Él estaba cariñoso con ella, la besaba una y otra vez, hasta que los interrumpí.


La cara de él era de molestia, pero yo me dirigí a Verónica Castro: “Señora, qué gusto que esté en Monterrey?, ¿qué anda haciendo por acá?, ¿cuándo regresa a televisión con una novela o un programa?”.


Ella estaba respondiendo a todo, y Adolfo me exige muy serio: ¡identifíquese!.
No tenía cámara fotográfica, ni grabadora para poder entrar.
Me presenté, y le pregunté; ¿qué siente usted por ser pareja de una primera actriz que es muy querida no sólo en México, sino en todo el mundo?.


Verónica con cara de felicidad apretó mis manos, como complacida con mi pregunta, sentí que me dio luz verde para seguir cuestionando al galán de Zacatecas.


Lo que duró la entrevista, la Big Vero me sujetó la muñeca, se le veía muy enamorada.
Él cuando me empezó a hablar de ella, regresó a su semblante de enamorado, me afirmó que Vero era la mujer de sus sueños, la mujer que había soñado, es más dijo: “ella no sabe qué le compuse una canción, ahorita que empecemos a cantar se la voy a dedicar y la voy a pasar al escenario”.


Así sucedió, cuando tocaron por segunda ocasión esa madrugada en la Expo, Adolfo la presentó aquí oficialmente como su pareja, le dedicó La Mujer que Soñé, y Verónica también entonó algunos de sus éxitos.


Aquello era la locura, los asistentes no daban crédito que al ir a ver a Los Temerarios terminarían bailando, cantando y aplaudiendo a la famosa artista.


El lunes la nota del baile de la Expo tuvo dos versiones, la del periódico grande que lo describió como una presentación masiva más; y mi artículo en portada y centrales de El Diario de Monterrey, donde narré cómo ambos personajes reconocieron públicamente el romance, haciendo partícipe a su público de Monterrey.


Y cómo les ganó la emoción, que hasta empalmaron su actuación con otro grupo. Si la memoria no me falla fue con Salomón Robles y sus Legendarios del Norte.


RENACE BIG VERO
La conductora de La Movida, más adelante hizo el álbum Romántica y calculadora producido por el zacatecano Y regresó a la pantalla chica con Y Vero América Va, en 1992
Verónica Judith Sáinz Castro a partir de 2003 conquistó a las masas juveniles al conducir varias ediciones del programa Big Brother.


En 2009 se despidió de la música con el álbum Resurrección.
A principios de 2017 la Lotería Nacional emitió una edición conmemorativa de su 50 aniversario como artista, fueron 3 millones 600 mil “cachitos” en todo el país, correspondientes al sorteo mayor 3614.


Testigo de la migración de Tv de blanco y negro, a la de color. Su biografía, su hoja de vida es la evidencia de que la fórmula de su éxito es su trabajo y don de gente.
Recientemente volvió a atrapar la pantalla con La casa de las flores, en la segunda temporada, entre el escándalo: su personaje muere.


Los amores y desamores a veces son historias escritas en la arena, que se prestan a dimes y diretes, pero los 53 años de carrera de la Big Vero, no serán borrados como huellas en el mar.

 

 


Lic. Verónica Sandoval Reyes, comunicóloga egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UANL. Periodista con 25 años de trayectoria, especializada en Finanzas, Agronegocios y Mercadotecnia. Premio Anual de Periodismo 2010.



IEEPCNL emite lineamientos para consulta popu

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La Big Vero.
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