¿No les ha pasado que van camino al trabajo o a cualquier actividad, y en la calle, de repente un aroma perfuma su memoria?
Una aroma que los traslada hacia algún lugar, en algún momento y con alguna persona
¿No? ¿Solo a mi?
Ok, les platico la experiencia.
Resulta que no una vez si no muchas, olfateas un recuerdo, y es bonito y está bien; el problema sería que ese perfume que te dio un viaje por tu memoria te deje obnubilado no por unos segundo sino por todo el día, la semana o que de plano ahí te quedes.
No se vale.
No se vale porque ese momento ya pasó, no sé a cuantos metros del camino que se lleva avanzado en nuestra historia, pero ya pasó. No importa si fue bueno o malo, lo que realmente importa es que de ese capítulo hayas aprendido, si fue malo; que hayas disfrutado, si fue bueno, excelente o más que eso.
Solo oliste el recuerdo de un lugar, una persona, un momento, un lo que sea, pero insisto, es solo un recuerdo, y en el mejor de los casos solo queda una cosa por hacer: respirar profundo, cerrar los ojos, saborear aquel momento y exhalar.
Hay una frase que dice y dice bien: “No llores porque terminó, sonríe porque sucedió” (o algo así, la idea es esa).
Así que olamos los recuerdos cuando el viento los traiga y nos dé en la cara, con la condición de seguir caminando para ir por más.
Ah! Solo una cosa más… SONRÍAN A QUEMARROPA
LOLA