Ve

Ve Ve.

¿No les ha pasado que en algún momento de su vida, ven al alcance de sus manos una oportunidad y que simplemente la dejan ir por miedo… miedo a que algo tan bueno esté ahí para ustedes, y piensan como dicen los colombianos, “de eso tan bueno, no dan tanto”;  y por ese temor que se apoderó de su cuerpo simplemente ven pasar la oportunidad flotando como un barquito de papel en la corriente del agua que provocó  la lluvia que vino a dar tregua en plena sequía?

¿No? A mí tampoco, pero les cuento la experiencia ajena.

Resulta de que todos, sin excepción, estamos, no esperando, pero si buscando esa oportunidad que nos haga crecer como personas y profesionales; esa oportunidad que da, no solo experiencia si no el reconocimiento y que nuestro nombre suene como alguien de importancia, o simplemente que cuando se mencione, inmediatamente sepan de quien se habla porque ya hicimos mella, ya dejamos huella y saben en nuestro ámbito laboral que somos buenos en lo que hacemos gracias a aquella oportunidad que no dejamos ir. Sin embargo hay quienes a esa bocanada de aire fresco le cierran la ventana, (como le pasó al primo de un amigo), que por miedo a que no lo supiera aprovechar o que se le fuera en un suspiro, simplemente… cerró la ventana.

Hay personas que sienten miedo de hablar porque creen que lo que traen en su cabeza pudiera ser un absurdo y no proponen, siendo esto la posibilidad de su crecimiento cuando les abren la puerta al crecimiento. 

Hay peores, que no se quieren quedar callados y dicen su propuesta, pero al a persona equivocada; es decir, le cuentan sus planes a “un amigo” del trabajo, y zaz culebra!!! Les roban la idea y ven crecer con su ingenio a alguien que no es el verdadero autor.

O simplemente si  auto sabotean y piensan “no, eso no es para mi”, pensando erróneamente que van a ir hasta su cubículo y les van a decir “oye te veo como que tienes una idea innovadora que tal si la hacemos realidad y boom! Tu sueño hecho realidad, sin mover un dedo”

Pues no, obvio no!!!

Como dije al principio, las oportunidades no hay que esperarlas hay que ir por ellas y olvídense del miedo; está bien tenerlo, pero no vivir con él porque entonces dejaremos de vivir y solo nos quedará el miedo.

Hay algo más; (anótenlo por ahí), dicen que la felicidad esta justo después del miedo y pegadito al chingue su madre.

 

Solo una cosa más… SONRÍAN A QUEMARROPA.

 

LOLA