Rastrojo Copala, un pueblo triqui donde la educación tiene que esperar

Rastrojo Copala, un pueblo triqui donde la educación tiene que esperar Rastrojo Copala, un pueblo triqui donde la educación tiene que esperar.

Josefina Ortiz Ramírez, maestra de educación primaria indígena pide al presidente Andrés Manuel López Obrador que se instalen aquí antenas telefónicas y televisivas para transmitir un programa en lengua triqui a los niños de las inmediaciones de El Rastrojo Copala, y puedan aprender y expresarse en español.

El Rastrojo Copala está ubicado en Juxtlahuaca, al nororiente de Oaxaca. Para llegar aquí, el trayecto puede tomar como mínimo cinco horas, tal vez más en función de las condiciones del camino.

La profesa comentó a Notimex que los maestros de la zona preparan sus programas con base a los libros de texto del gobierno estatal, pero dijo que hace falta un programa tipo telesecundaria con docentes triquis.

Muchos de los jóvenes que aspiran a estudiar una licenciatura, han sido discriminados en diversas ciudades oaxaqueñas por no hablar bien español y casi la mitad de los chicos dejan sus estudios y se dedican al campo.

"El 20 de abril paramos actividades con el inicio de la Frase 3, pero no dejamos tareas suficientes, ya que gran parte de los alumnos del COBAO vienen de otras comunidades Indígenas como Cruz Chiquita, Río Metate, Agua Fría, La Sábana, San Juan Colapso y Lagunilla Río Venado, entre otras.

En primaria sí, son originarios de aquí, pero en la secundaria vienen de Llano y Cuyuche, aquí les enseñamos las materias, español y matemáticas, ya que dedicamos más tiempo estás materias".

En el caso de la educación primaria -dijo la maestra- le han pedido a los niños que todos los lunes -hasta antes de la contingencia- lleven sus vestimentas regionales, como el huipil, y que continúen hablando triqui, aunque estudien español.

Incluso se les enseña a las niñas tejer huipiles, todo esto para mantener sus tradiciones vivas.

Y en este ánimo, comparte que incluso buscan mantener las tradiciones orales “en la enseñanza que tenemos en las escuelas indígenas ha sido el fomento de los cuentos y leyendas de El Rastrojo Copala.

Algunas madres enseñan desde los 8 años a sus hijas en el telar para que aprendan a tejer, estamos orgullosos de portar nuestro traje triqui porque nos identifican en nuestra cultura”, dice.

Vestida con huipil y chanclas, la maestra rural Josefina Ortiz Ramírez asegura que dadas sus limitaciones, exhortan a los alumnos a repasar las actividades que están en sus Libros de Texto Gratuito.

“Nosotros estamos limitados porque no contamos con tecnología y las madres no tienen dinero para comprar un celular y menos la señal para que pudieran mandar un trabajo a través del Whatsapp, aunque la mayoría de las madres no saben leer y usar un celular, por eso tenemos muchas limitaciones".

Pese a esto, la comunidad se las ingenia para que los niños tengan educación, de ahí que ésta cuenta con un albergue que apoya a niños y adolescentes originarios de comunidades enclavadas en la sierra, y que llegan a pie a El Rastrojo para estudiar. Por el momento está cerrado ante la contingencia sanitaria por el coronavirus.

"Sí, nosotros contamos con un albergue de niños, en dónde se les da de comer y sobre todo aquellos que viven más abajo de la sierra en dónde estamos, todos ellos viajan por muchas horas y para evitar que se trasladen de noche, se les ofrece una estancia con camas para que puedan pasar los días de estudio", platica.

Mientras, en el trajinar diario, Evangelina López ama de casa y comerciante, cuienta que desde el inicio de la emergencia sanitaria las ventas han caído en picada, incluso hay días en que no gana nada, pero ella tiene que solventar los gastos de sus hijos, que pueden llegar a 500 pesos diarios -por ir a la comunidad a la que llega el internet, pagar la renta del servicio y las impresiones de las tareas-.

"Lamentablemente estamos pasando por una grave situación económica, para que mis hijos estudien debemos de pagar 500 pesos diarios del viaje y comidas, y después las clases no son corridas, por ejemplo, hay veces que los maestros se conectan una o dos horas y después dicen que la siguiente materia será en dos horas más tarde, a nosotros nos representa más gasto y no lo podemos pagar", dice preocupada.
La medicina tradicional ante el virus
Pese a que los triquis conocen del COVID-19 -cada cierto tiempo los médicos de la comunidad van a las ciudades, se enteran de las novedades sanitarias, como el coronavirus y regresan a divulgarlo en su lengua originaria-, la mayoría los relaciona con “una simple gripe", por lo que confían en la herbolaria, señala Librada de Jesús Martínez, mientras guisa arroz y pollo en su cocina de leña.

"Nosotros curamos todos los síntomas de gripe con plantas medicinales, aquí en Rastrojo, no tenemos ningún infectado en esta zona, por ello, hay cercos sanitarios que no dejan pasar a turistas y habitantes de otras comunidades para evitar un contagio".

Pese a esto, los indígenas triquis han optado con evitar salidas a otros sitios para evitar los contagios; este aislamiento dificulta la actualización de los niños en sus estudios y es un duro golpe a sus finanzas pues no pueden hacer el trueque y/o vender sus productos como de costumbre en los tianguis que se instalaban en las comunidades de la redonda.

Pese a esto, la comunidad confía en sus “agencias” para enterarse de lo que ocurre más allá de sus fronteras. Son un par de persona que viajan a las ciudades para llevar y traer mensajes, los cuales difunden en la comunidad a través de voceo en la plaza -en lengua triqui-.

Además de las agencias, están dos médicos que viajan cada cierto tiempo a Oaxaca.

Ellos son los que trajeron la noticia del COVID-19 y las indicaciones sanitarias, de ahí que, incluso en esta pequeña comunidad que se levanta y acuesta con el canto del gallo, impera la Sana Distancia.

 

 

 

 â€¨â€¨Información: NTX/EDAJ-LV/LVR