El plogging, una actividad que fusiona el ejercicio físico con la limpieza de residuos, ha ido ganando popularidad desde su inicio en Estocolmo, Suecia, hace aproximadamente cinco años. Este innovador concepto deportivo permite una amplia variedad de actividades, desde senderismo hasta kayak, pasando por caminatas, parkour o ciclismo, todas ellas con un enfoque ecológico.

Esta actividad puede llevarse a cabo en diversas ubicaciones, ya sea en la playa, en la montaña o en entornos urbanos, con una mínima necesidad de equipo: unos guantes y una o varias bolsas. El objetivo es claro: recolectar los residuos encontrados durante la práctica del deporte elegido. Los guantes son esenciales para protegerse de posibles lesiones o enfermedades causadas por desechos cortopunzantes, mientras que las bolsas facilitan la separación de los residuos según las normativas locales.

Además de los beneficios ambientales evidentes, como la reducción y prevención de la contaminación del suelo, el plogging ofrece ventajas físicas para quienes lo practican. La acción de agacharse para recoger los residuos contribuye al tono muscular de glúteos y piernas, y cuanto más residuos se recojan, mayor será el esfuerzo físico requerido, lo que puede resultar en un entrenamiento más intenso.

Una de las grandes ventajas del plogging es su accesibilidad universal. Cualquier persona, independientemente de su edad, condición física o ubicación geográfica, puede participar en esta práctica con mínimos requisitos. Además, al realizarse en grupo, se fomenta el sentido de comunidad y colaboración en pro del medio ambiente.

Al finalizar la actividad, cada "plogger" se encargará de depositar los residuos recolectados en los contenedores de basura correspondientes, completando así el ciclo de limpieza y contribuyendo al bienestar ambiental de su entorno.