Charly Rodríguez, La Tierra que lo vio nacer

Charly Rodríguez, La Tierra que lo vio nacer Charly Rodríguez, La Tierra que lo vio nacer.

Cuando las lluvias convertían la tierra en lodo, el pequeño Carlos “Charly” Rodríguez terminaba con los ojos tapados y la cara embarrada por una masa oscura. Apenas si podía ver.

A diferencia de otros campos donde entrenan los niños de hoy en el Área Metropolitana de Monterrey, el campo Pilotos de la Escuela Rayados San Nicolás no es un terreno de césped, sino de tierra.

“La cancha de tierra es formadora de jugadores”, dice Eliseo Aceves, uno de los entrenadores de niños más apreciado y respetado en el Club de Futbol Monterrey, y de la Ciudad.
“Es ahí (en el campo de tierra) donde aprenden a jugar, porque es muy difícil de manejar el balón, la forma en que bota, y cuando llegan al césped, se les facilita”, agrega.

En un partido de Liguilla del Apertura 2018, el medio del futbol se maravilló por el gol de chilena que el argentino de los Rayados, Rogelio Funes Mori, le anotó al Santos. Pero muchos se preguntaron también por el chico que le puso el pase, se trataba de “Charly”, hoy de 22 años de edad, quien con una finta magistral se quitó a un zaguero, antes de buscar al goleador en el área.

Aceves dirige desde hace algunos lustros la escuela de donde surgieron el portero Jonathan Orozco, el lateral Luis Reyes, hoy en el América, y el ex defensa Hashim Suárez.

Allí llegó a las cinco años de edad “Charly” Rodríguez. Su papá, Rubén Rodríguez, lo llevó luego de que asistió a un Campeonato Nacional con el equipo Chivas de la colonia Jardines de Anáhuac. Su madre se lo molestó porque no lo pusieron a jugar y decidieron buscarle otra escuela de futbol.

Aceves dice que cuando llegó “Charly” lo colocó en la posición donde brilla hoy como la revelación de los Rayados: en la mediacancha, con labores de recuperación y de salida.

“Siempre jugó como medio de contención”, explica Aceves, “lo puse ahí porque era un rápido, y recuperaba mucho el balón, tenía buen toque”.

Un poco más adelantado en el equipo, jugaba Farid, el hijo de Antonio Mohamed, que falleció en el 2006 en un accidente vial durante el Mundial de Alemania.

“Farid (Mohamed) era enganche y “Charly” contención”, dice.
En aquella época, el “Turco” y su esposa Paty patrocinaban a algunos niños de escasos recursos que pertenecían a la escuela Rayados San Nicolás.

“Le agradezco a Mohamed, le sobraban invitaciones de otras escuela y siempre me llevaba a sus hijos a mí”, dice.

Describe a “Charly” como un niño risueño.

“Siempre risueño y muy tranquilo, a la vez era muy despapaye, pero dentro de lo normal”.
Aceves se siente orgulloso no sólo de los que han llegado a debutar en Primera División, pues muchos de aquellos niños que pasaron por su escuela de futbol hoy son excelentes estudiantes y hombres de bien.

Sus alumnos no se olvidan de Eliseo. Recuerda con cariño que tras un partido, Jonathan Orozco, hoy portero del Santos, se regresó al vestidor y salió con el suéter con el que había su jugado y se lo puso en el hombro, como una señal de agradecimiento.

ESPAÑA CAMBIÓ A “CHARLY”

En el 2017, “Charly” viajó a España junto a su compañero Obed Essaú, ambos canteranos del Monterrey, para jugar en el Toledo de la Segunda División, por recomendación del ex rayado, Luis Pérez.

Obed dice que a raíz de su paso por el Toledo, “Charly” mejoró mucho en su intensidad de juego, lo que le ha ayudado a mostrar un buen nivel en los Rayados.

“Cambió mucho en su intensidad, la calidad siempre la tuvo, pero aquí (en España) tenía que estar presionando todo el tiempo y jugar todo el tiempo más rápido, no quedarse tanto con el balón en los pies, y eso fue lo que le dio para ganarse la titularidad”, dice Obed.

El requisito además de ser buenos jugadores, para viajar a España, era que tenían que tener buena conducta, así que ellos fueron los elegidos.

Hoy poco más de un año después, los frutos se han visto: Rodríguez regresó a Monterrey para convertirse en la gran revelación de los Rayados este torneo. Obed continúa su actividad en el Toledo con la ilusión de debutar algún día en la Primera División de España o de México.