Con el aumento de las temperaturas, el agotamiento por calor se convierte en una preocupación importante. Según la Clínica Mayo, este problema surge cuando el cuerpo se sobrecalienta, siendo una de las principales complicaciones asociadas con la exposición a altas temperaturas, especialmente en ambientes húmedos y durante actividades físicas intensas.

El departamento de divulgación científica de la UNAM señala que el cansancio es una señal del cuerpo para intentar regular su temperatura y prevenir el colapso de órganos vitales. Durante el calor, la dilatación de los vasos sanguíneos provoca una disminución en la presión arterial, fenómeno conocido como vasodilatación, que favorece la pérdida de calor a través de la piel y aumenta la sudoración.

Sin embargo, la sudoración también conlleva la pérdida de minerales importantes como el sodio y el magnesio, lo que puede provocar deshidratación y fatiga. Es esencial mantenerse hidratado durante estos períodos, asegurando un consumo frecuente de agua.

La somnolencia es otra consecuencia del aumento de la temperatura exterior, ya que el cuerpo necesita gastar más energía para regular su propia temperatura. Factores como el consumo de alcohol, la falta de sueño y el uso de prendas que no permiten la transpiración adecuada pueden agravar el agotamiento por calor.

Para protegerse, se recomienda utilizar prendas fabricadas con fibras naturales como el algodón y el lino, que facilitan la transpiración y son absorbentes. Además, es fundamental evitar la exposición prolongada al sol y buscar refugio en lugares frescos durante las horas más calurosas del día.

Ante cualquier señal de agotamiento por calor, como mareos, náuseas o piel enrojecida y caliente, es importante buscar ayuda médica de inmediato. La prevención y la precaución son clave para protegerse durante esta temporada de altas temperaturas.