En una noche inolvidable para la afición neoyorquina, los New York Knicks sellaron su pase a la final de la Conferencia Este tras imponerse con autoridad 119-81 sobre los Boston Celtics en el mítico Madison Square Garden. Con esta victoria, los Knicks cierran la serie 4-1 y mantienen vivo su sueño de un campeonato que se les ha resistido durante décadas.
Desde el inicio, el equipo dirigido por Tom Thibodeau mostró una intensidad arrolladora. Liderados por un encendido Karl-Anthony Towns, quien dominó la pintura y comandó el ataque, los Knicks no dieron tregua a unos Celtics desconectados que nunca lograron entrar en ritmo.
El primer tiempo fue un despliegue total del conjunto local, que se fue al descanso con una ventaja de 27 puntos (64-37), dejando claro que no había intención de alargar la serie. En el tercer cuarto, la dupla de Jalen Brunson y Josh Hart se encargó de extender aún más la diferencia con una lluvia de triples, mientras que la defensa neoyorquina neutralizaba cada intento de reacción del rival.
Por el lado de Boston, Derrick White fue de los pocos que intentó mantener con vida a los suyos desde el perímetro, pero los errores no forzados y la férrea defensa de los Knicks impidieron cualquier remontada. El tercer cuarto terminó con una losa pesada para los Celtics: 92-57.
Con más de 30 puntos de ventaja, el último cuarto fue prácticamente un trámite. Aunque los Celtics intentaron maquillar el marcador, la fiesta ya era total en el Madison Square Garden, donde los aficionados celebraron con euforia el regreso de su equipo a una final de conferencia.
Ahora, los Knicks se preparan para enfrentar a unos Indiana Pacers que vienen de arrasar a los Cleveland Cavaliers en su serie. Con el impulso de esta contundente victoria, Nueva York buscará romper con la sequía de títulos y regresar al lugar de protagonismo que sus seguidores han esperado por tanto tiempo.