Maximiliano de Habsurgo, el primer indigenista 

Maximiliano de Habsurgo, el primer indigenista  Maximiliano de Habsurgo, el primer indigenista .

El historiador mexicano Carlos Tello Díaz promueve su más reciente libro Maximiliano. Emperador de México. 

Fue a lo largo donde recupera la vida del emperador y aporta detalles poco conocidos sobre su historia a casi un mes de que se cumplan 150 años de su muerte.

Esto sucedió en 1865, dice el también autor de Porfirio Díaz. Su vida y su tiempo. La guerra (1830-1867), cuando Maximiliano aprobó una ley que prohibía el castigo corporal de los trabajadores y limitaba las horas de trabajo, que garantizaba el pago de los salarios en moneda de metal, un control sobre los créditos otorgados en las tiendas de raya, además que estipulaba que las deudas contraídas por los padres no podían ser heredadas por los hijos y garantizaba la educación de los peones a cuenta de las haciendas.

Sin embargo, Tello Díaz reconoce que no sólo no mejoró la suerte de los trabajadores del campo, sino que esto acrecentó la hostilidad de los propietarios de tierras hacia la figura del emperador hasta llegar a su fusilamiento, recordó. 

“La Ley del Trabajo, como tantas otras, inspiradas también por un sentido de justicia no pudo ser hecha valer por las autoridades del Imperio. Así que él no tuvo la fuerza para castigar su violación. En los hechos, los hacendados dejaron de contratar a quienes invocaban sus beneficios, por lo que privados de su fuente de trabajo, los peones estaban obligados a laborar en los términos de su patrón”, añade. 

Maximiliano fue un personaje excéntrico, un hombre de carácter romántico que se interesó desde joven en tierras exóticas como Egipto y la selva de Brasil, un liberal ilustrado cuya historia fue muy rara porque no fácilmente imaginas a un archiduque austriaco que de pronto cae en México como emperador, pero es cierto que con México sucedió una historia de amor; Maximiliano se enamoró del país en el que finalmente murió”. 

Además del alemán y el húngaro que eran sus lenguas maternas, aprendió a hablar francés, inglés, italiano, polaco, checo, y al llegar a México aprendió español y náhuatl. Estaba acérrimamente en contra de la esclavitud.