La presidenta Claudia Sheinbaum lanzó una advertencia este sábado durante un acto público: México podría movilizarse en contra de la reciente propuesta fiscal en Estados Unidos que busca aplicar un impuesto del 3.5 % a las remesas enviadas por migrantes mexicanos desde ese país.
“Nos vamos a movilizar si es necesario, porque no queremos que haya impuestos a las remesas de nuestros paisanos, que atienden a los más necesitados”, declaró Sheinbaum ante simpatizantes en San Luis Potosí.
La iniciativa, ya aprobada por el Congreso estadounidense tras ser propuesta originalmente como un gravamen del 5 % por el presidente Donald Trump, se encuentra ahora en debate en el Senado. La presidenta mexicana expresó su total rechazo a esta medida, asegurando que es injusta y discriminatoria, ya que los migrantes “trabajan duro y pagan impuestos” en Estados Unidos.
Además, Sheinbaum instó a la comunidad migrante a manifestarse pacíficamente, enviando cartas, correos y mensajes a los senadores estadounidenses para expresar su inconformidad con la propuesta. Aunque no dio detalles concretos, no descartó la organización de movilizaciones futuras y prometió mantener informada a la ciudadanía.
En su mensaje, calificó a los migrantes como “héroes y heroínas de la patria”, reconociendo que sus aportes sostienen tanto la economía de México como la de Estados Unidos. “Estados Unidos no es lo que es si no fuera por los mexicanos que trabajan del otro lado de la frontera”, afirmó con contundencia.
México recibió en 2024 un récord de casi 65 mil millones de dólares en remesas, lo que equivale a casi el 4 % del PIB nacional, consolidándose como el segundo mayor receptor de remesas en el mundo, solo detrás de India. Estas transferencias se han convertido en la principal fuente de ingresos externos del país desde el inicio de la pandemia en 2020.
El Gobierno mexicano también ha señalado que el nuevo impuesto podría violar el tratado bilateral de 1994 contra la doble tributación, lo que podría escalar el conflicto hacia una disputa diplomática.
Con la propuesta aún bajo discusión en el Senado de EE.UU., el tema se perfila como uno de los principales puntos de tensión en la relación bilateral entre ambas naciones.