El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue trasladado este miércoles a una unidad de cuidados semi-intensivos en un hospital de Brasilia, luego de pasar tres semanas en terapia intensiva tras ser operado por complicaciones abdominales. Así lo confirmó su asesor, Fabio Wajngarten, a la agencia EFE.

Bolsonaro, quien fue internado el pasado 11 de abril tras presentar fuertes dolores abdominales durante un acto político, fue operado dos días después, el 13 de abril. Desde entonces, ha permanecido hospitalizado sin una fecha clara para recibir el alta médica.

Según el último parte médico, el exmandatario (2019-2022) se mantiene “clínicamente estable” y ha comenzado a recibir alimentación por vía oral, como complemento a la nutrición endovenosa, después de que le fuera retirada la sonda nasogástrica. También se reporta una “mejora progresiva en las deposiciones espontáneas”, y ya no se hace mención del diagnóstico de gastroparesia, un trastorno que retrasa el vaciado del estómago.

El exlíder ultraderechista continúa con ejercicios de fisioterapia y recibe tratamiento preventivo contra trombosis venosa. Aunque ha mostrado mejoría, sus médicos no descartan la posibilidad de nuevas intervenciones quirúrgicas.

Bolsonaro ha sufrido múltiples complicaciones digestivas desde el 6 de septiembre de 2018, cuando fue apuñalado durante un acto de campaña. Desde entonces, ha sido sometido a seis cirugías relacionadas con problemas estomacales e intestinales.

El 29 de abril, su hijo Flávio Bolsonaro compartió una actualización esperanzadora en redes sociales, publicando una foto de su padre y escribiendo: “Buenas noticias: hoy a mi padre le quitaron la sonda nasogástrica que utilizaban para extraer líquido del estómago. ¡Amén!”.

A pesar de los avances en su recuperación, la salud del exmandatario sigue siendo vigilada de cerca, en un contexto político tenso tras su implicación indirecta en los disturbios golpistas del 8 de enero de 2023, por los que ha impulsado una polémica propuesta de amnistía.