A casi un año de que iniciara actividades el telescopio robótico franco-mexicano COLIBRÍ, en el que participa la UNAM, las imágenes que ha captado permiten contribuir a determinar propiedades de sistemas astrofísicos como la masa, la composición, el campo magnético y el tamaño de las estrellas que generan eventos transitorios, además de favorecer el análisis del medio ambiente alrededor de sus sistemas progenitores.
William Lee Alardín, responsable del proyecto en México e investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM; y Rosa Leticia Becerra Godínez, egresada del Programa de Posgrado en Astrofísica de esta casa de estudios, dieron a conocer algunos de los resultados de este instrumento ubicado en el Observatorio Astronómico Nacional San Pedro Mártir, Baja California, y añadieron:
Hace algunos meses se incorporaron al trabajo de COLIBRÍ avisos generados por la misión Einstein Probe, equipo que es una colaboración entre la Academia de Ciencias de China, la Agencia Espacial Europea y el Instituto Max Planck para Física Extraterrestre, que se suma a la labor realizada a partir de septiembre pasado con el satélite franco-chino Space-based multi-band astronomical Variable Objects Monitor (SVOM).
Becerra Godínez detalló que, con la captación de imágenes de eventos altamente energéticos, como la muerte de estrellas ocurrida en el universo temprano, COLIBRÍ ha comenzado a abrir nuevos horizontes para revelar más información acerca del cosmos.
Esta tecnología es capaz de observar fuentes de energía que luego de viajar miles de millones de años luz son demasiado débiles al llegar a la Tierra, pero son generadas por la muerte de estrellas con decenas de veces la masa del Sol, el choque de estrellas de neutrones, enanas blancas, o, incluso, agujeros negros.
Durante los primeros minutos posteriores a cada detección, y después de un análisis, el equipo distribuye los resultados a través del sistema de alertas General Coordinates Network, permitiendo observación coordinada por parte de otros telescopios alrededor del mundo.
La experta, quien realiza una estancia posdoctoral en la Università degli Studi di Roma y quien se incorporará a la planta académica del Instituto de Astronomía a finales de año, explicó: En estos meses COLIBRÍ ha respondido de manera exitosa y somos capaces de elaborar reportes de calidad científica en tiempo real, proveyendo información valiosa para los astrónomos.
A esos estudios se les conoce como del cielo transitorio y se refieren a fenómenos astronómicos en galaxias demasiado lejanas, en el otro lado del universo observable. El tiempo para captarlos desde la Tierra es breve porque desaparecen rápidamente, pero también ofrecen valiosas pistas sobre la naturaleza de las estrellas.
En tanto, el también coordinador de Relaciones y Asuntos Internacionales de la UNAM resaltó que este tipo de investigación muestra la relevancia de la inversión nacional, colaboración internacional, educación y del desarrollo de infraestructura que requiere conocimiento de astronomía, ingeniería, telecomunicaciones, electrónica, óptica, procesamiento de datos y más disciplinas.
Hacia más descubrimientos
De acuerdo con Becerra Godínez, con un diámetro de 1.3 metros de diámetro, COLIBRÍ, en tan solo 30 segundos, atiende las alertas emitidas de los satélites espaciales SVOM y Einstein Probe que detectan eventos transitorios buscando así la contraparte óptica de dichos eventos.
COLIBRÍ es una colaboración de la UNAM, a través del Instituto de Astronomía de esta casa de estudios y de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación; y de Francia por instituciones como: Aix Marseille Université, Centro de Estudios Espaciales y Centro Nacional de Investigación Científica; complementa las observaciones con datos generados por el satélite Neil Gehrels Swift Observatory y Fermi, de la NASA, puntualizó.
A decir de la científica, estos estudios permiten expandir el conocimiento sobre los últimos momentos de vida de las estrellas progenitoras, así como estimar su distancia, dejando evidencia de las propiedades de esta nueva subpoblación de explosiones de baja luminosidad no observadas previamente.
De forma adicional, las observaciones ayudan a caracterizar la geometría del chorro de energía emitido y su interacción con el medio circundante, proporcionando datos sobre las propiedades del entorno del evento en la galaxia anfitriona (como su densidad, tamaño, metalicidad y población estelar, entre otros).
Para complementarlas en diferentes longitudes de onda, se espera que en otoño próximo se incorpore a COLIBRÍ un nuevo instrumento de observación llamado CAGIRE, con lo cual se podrán realizar observaciones en el infrarrojo.
La cantidad de información que vamos a completar hará que COLIBRÍ sea líder en el estudio del cielo transitorio del hemisferio norte, aseveró la experta.
Becerra Godínez enfatizó que al añadir las observaciones del tipo infrarrojo se indagará dónde y en qué momento se crearon los elementos más pesados que el fierro de la tabla periódica, por ejemplo oro, europio o torio; es decir, proporcionará información química fundamental del universo.