El bolillo: Un ícono de la cultura mexicana, pero no tan sano si se consume a diario

El bolillo: Un ícono de la cultura mexicana, pero no tan sano si se consume a diario

El bolillo: Un ícono de la cultura mexicana, pero no tan sano si se consume a diario El bolillo: Un ícono de la cultura mexicana, pero no tan sano si se consume a diario.

El bolillo es mucho más que un pan en México: es un símbolo de identidad, tradición y hasta consuelo. Ya sea como base de una torta de tamal, mejor conocida como “guajolota”, acompañado con chocolate caliente o convertido en capirotada, este pan blanco forma parte del desayuno, la merienda y los antojos de millones. Sin embargo, aunque es parte del paisaje culinario mexicano, su consumo habitual podría tener consecuencias negativas para la salud.

Con una composición simple —harina de trigo, levadura, agua y sal—, el bolillo representa una adaptación mexicana de la baguette francesa y ha dado lugar a otras versiones como la telera. Pero en términos nutricionales, un solo bolillo promedio aporta aproximadamente 125 calorías, de las cuales el 73% proviene de carbohidratos, 14% de grasas y solo 13% de proteínas.

Según la Coordinación de Nutrición de la UNAM, el consumo excesivo de carbohidratos refinados, como los que contiene este pan, puede contribuir al desarrollo de enfermedades como la diabetes tipo 2 y la obesidad. Además, al ser un pan blanco, es bajo en fibra, proteínas, vitaminas y minerales, lo que lo hace menos recomendable frente a opciones como el pan integral.

Las comparaciones nutricionales son contundentes:
    •    Comer 1 bolillo equivale a 3 tortillas de maíz.
    •    Es lo mismo que consumir 7 tazas y media de palomitas naturales.

Por su parte, la Guía de Alimentos para la Población Mexicana recomienda no ingerir más de medio bolillo sin migajón por comida. Instituciones como Healthline y la Harvard T.H. Chan School of Public Health también aconsejan optar por panes integrales o germinados, que ofrecen más fibra, vitaminas E y C, y minerales como zinc, hierro y magnesio.

Aun con estas advertencias, es innegable que el bolillo tiene un valor cultural y emocional incalculable. Desde memes hasta frases populares como “cómete un bolillo pa’l susto”, forma parte de la vida cotidiana mexicana. No obstante, como con muchos placeres culinarios, su consumo debe ser moderado y consciente para evitar que un ícono de sabor se convierta en un riesgo para la salud.