Con la llegada de la temporada de mandarina en México, de octubre a marzo, los mercados locales se llenan de este nutritivo y refrescante cítrico. La mandarina, compuesta en un 85% de agua y con solo 35 calorías por cada 100 gramos, es rica en vitamina C, provitamina A y potasio, convirtiéndola en una excelente opción para fortalecer el sistema inmune y aportar beneficios al organismo.

Además de ayudar a prevenir resfriados, su alto contenido de vitamina C incrementa la inmunidad, según un artículo de la Fundación Española del Corazón. Este antioxidante natural también contiene flavonoides y betacaroteno, compuestos que protegen a las células del envejecimiento prematuro. Incluso, se ha descubierto que la flor del mandarino, cuando se usa en infusiones, actúa como relajante, ideal para combatir el estrés y conciliar el sueño.

La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural destaca que este cítrico estimula el sistema linfático, mejorando la circulación y ayudando a aliviar la hinchazón y el dolor muscular. Además, contiene sinefrina, un compuesto natural que contribuye a reducir la producción de colesterol, protegiendo la salud cardíaca y combatiendo el estreñimiento gracias a su alto contenido de fibra.

Además, la versatilidad de la mandarina va más allá de comerse a gajos. Su cáscara es un popular saborizante en dulces, postres y platos salados, y el aceite de mandarina, utilizado en cosméticos, ayuda a cuidar la piel, reducir manchas solares y prevenir arrugas, señala el blog de la Secretaría de Agricultura.

La mandarina, más allá de su sabor dulce y refrescante, se ha ganado un lugar como aliada para la salud y el bienestar en cada temporada otoñal.